Para lograr una vida plena,
el ser humano necesita ejercitar su cuerpo y equilibrar sus emociones, por lo
que la práctica del yoga es ideal para alcanzar esa armonía. A pesar que es una
filosofía antigua existen personas que aún no conocen los grandes beneficios
que puede aportar su práctica para la salud.
En
este sentido, para que un individuo alcance el equilibrio físico y mental,
logrando la unión del cuerpo transitorio con el "Yo"
eterno, debe recorrer ciertas facetas que permitirán al practicante pasar
desde el autocontrol (yama) hasta llegar al samadhi (iluminación). Las facetas
yóguicas o “sutras” responden a una clasificación que hizo el filosofo
Patanjali alrededor del año 150 D.C. y representan una escalera que lleva al
yogui desde la ignorancia a la iluminación. Estos se conocen como las angas de
la yoga y son: yama (control) niyama (abstinencia),asanas (posiciones con el
cuerpo), pranayama (control de la respiración), pratyahara (control de las
percepciones sensoriales), dharana, dhyana (contemplación) y samadi
(iluminación).
En
occidente, una de las practicas más realizadas es el Hatha yoga, cuyas
variantes comprenden en la actualidad las formas del Ashtanga y otros modernismos del
yoga. El Hatha yoga en si mismo busca la reintegración del ser con lo Absoluto
por medio de la practica constante de posturas o asanas y otras técnicas
conscientes que incluyen la respiración, cuya meta es la cesación de los
movimientos del pensamiento.
La
característica principal del Hatha yoga es la de actuar como base de trabajo
sobre el cuerpo físico. Mediante las asanas y los pranayamas ejerce su acción
sobre diversos puntos internos del cuerpo, especialmente plexos nerviosos y
glándulas endocrinas que permiten la movilización de energías más sutiles que
están almacenadas en estado latente en determinados puntos del organismo
(Chakras). Debido a esta acción de ejercicios se fortalecen los órganos, se
equilibra el sistema nervioso, se estimulan las secreciones internas, se
obtienen gran flexibilidad muscular, aparece una sensación de calma y
tranquilidad, la mente se despeja y toda la personalidad se va transformando de
un modo progresivo y total.
Este
pleno desarrollo se logra con la práctica del Hatha yoga, ya que se estimulan
los Chakras (terminología sánscrita que significa rueda. Los Vedas utilizaron
este término para denominar los centros energéticos del cuerpo humano). Hay
siete Chakras principales, cada uno asociado a una glándula endocrina. Estos
centros se extienden en forma de remolinos por el campo energético que rodea el
cuerpo físico y está compuesto por capas sucesivas de energía que vibran a
frecuencias cada vez más elevadas. Cada uno de los Chakras tiene una parte
frontal y una posterior, excepto el primero y el séptimo. Todos ellos están
unidos por un canal energético que corre a lo largo de toda la espina dorsal,
por donde asciende la energía kundalini.
Funciones
principales de los Chakras:
■Revitalizar cada cuerpo energético y el cuerpo físico.
■Desarrollar distintos aspectos de la autoconciencia, puesto que cada uno se
relaciona con una función psíquica especifica.
■Trasmitir energía entre los niveles aurales.
Primer
Chakra: Muladhara (raíz, fundamento) se encuentra en el perineo, entre el ano y
los genitales. Estimula las glándulas corticoadrenales. Se relaciona con la
energía física y el deseo de vivir en la realidad física. Su anga se representa
yama o el autocontrol. Representa los vicios y los placeres terrenales.
Segundo
Chakra: Swadhisthana (Dulzura) está ubicado sobre los genitales en el centro
púbico. Estimula las gónadas y se relaciona con la capacidad de dar y recibir
amor y placer, con la calidad de amor hacia la pareja que puede tener la
persona. Su anga la representa el niyama o abstinencia, se relaciona con el
control de las emociones.
Tercer
Chakra: Manipura (Gema brillante) se ubica en el plexo solar estimula el
páncreas. Se relaciona con la autoestima, acción, vitalidad, placer y
extroversión, sabiduría espiritual y conciencia de la universalidad de la vida
y el propio sitio dentro de ella. Es el centro energético que alimenta nuestros
cuerpos físico, etérico y emocional.
Cuarto
Chakra: Anahata (Intacto) se ubica en el corazón, estimula los paraganglios
supracardiacos, y el timo. La apertura de este centro es directamente
correlativa a la merma del ego, pues es el centro a través del cual fluye la
energía de la conexión con toda forma de vida. Representa el amor universal, es
el chakra del Gurú del disipador de las tinieblas.
Quinto
Chakra: Vishuda (Purificación) está ubicado en la garganta. Estimula las
glándulas paratiroides y tiroides. Es el centro del sonido la vibración y la
autoexpresión. Es el dominio de la conciencia que controla, crea, trasmite y
recibe las comunicaciones tanto con nuestra sabiduría interna como con los
demás. Es el chakra que desarrolla el canto de mantras y la elevación de
oración al Ser Supremo.
Sexto
Chakra: Ajna (Saber, percibir) Está ubicado en el centro de la frente. Se
relaciona con la capacidad de visualizar y entender conceptos mentales.
Estimula la glándula pituitaria. También se conoce como el tercer ojo porque
está relacionado con la forma de comprender los conceptos del mundo y el
universo de la persona o en la forma en que considera al mundo y las probables
respuestas que éste le dará. Es el chakra de la sabiduría universal.
Séptimo
Chakra: Sahasrara (Multiplicado por mil) Está ubicado en el centro de la cabeza
en la corona. Activa la médula pineal, es la integración de la personalidad
total con la vida y los aspectos espirituales de la humanidad. Se representa
con el loto de los mil pétalos. Es la conexión de la persona con su
espiritualidad y la integración de todo su ser físico, mental, emocional y
espiritual.
En
este sentido, al practicar Hatha yoga estamos estimulando cada uno de estos
Chakras lo que nos permite tener un flujo de energía constante, mejorar nuestra
condición física, mantener mayor rendimiento así como mejorar el equilibrio
mental y emocional.
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